Sandra.

Su nombre se pronuncia con fuerza, como quien nombra a un gobernante.
Su cabello es rojo, para verla a metros de distancia y reconocerla.

Su mirada es dulce y cálida, pero a la vez es fuerte y decidida.
Labios rosados, fuente de las más confortantes palabras para cualquier ocasión.
Lunares como estrellas.
Sus manos cobijan el corazón de quien la sepa conocer... 
Con sus rabietas, enamorada, triste, alegre, decidida, acogedora, amistosa, solidaria, chistosa, divertida; toda ella. 
Dará su corazón con la más pura y tierna acogida a quien la haga feliz, quien le de su amor y apoyo.
Jamás dudará de lo que siente, y por el contrario, dará todo su amor y apoyo a quienes ama.
Ha luchado las más duras batallas, pero ahí sigue, con una sonrisa en alto, demostrándole a la vida que es fuerte, que no se dejará vencer de nada. 

Se hace amiga de cualquier persona a los cinco minutos de haberla conocido. 
Irradia alegría y amor a donde quiera que va. Es el centro de las miradas por su carisma y por su sonrisa.
A quien la conoce, da todo ese amor de madre, de mujer, de amiga que tanto la caracteriza pero al mismo tiempo, sus dulces palabras suavizan el más tempestuoso corazón, te apoyará en lo que sea que necesites siempre y cuando sea para tu bien. Hará los chistes más raros y malos para hacerte sentir mejor.

Ella es quien me inspira, quien me alegra los días, por quien haría cualquier bobada para hacerla reír y verle bien, verla feliz.
Y hoy está cumpliendo años; la vida me la ha dejado un año más y aunque a veces le saque la rabia, la ponga de mal genio como cualquier hija... Ella sabe que la amo hasta las estrellas y más.
Felices 20, mi mujer loca y hermosa.


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